Muchas personas adultas aún no se
reconcilian con su Yo sexual, les cuesta aceptar abiertamente esta parte de
su identidad y su fisiología, por lo mismo, el aprendizaje al respecto se entorpece,
a veces afectando algunos rasgos en nuestro carácter. Debemos saber que la
sexualidad es una parte fundamental de nuestra personalidad y por lo tanto se
desarrolla a lo largo de nuestra vida y también cambia.
Comúnmente nos avergonzamos al
querer empezar a descubrir esta parte de nosotros, las mujeres en su mayoría,
ya que el hombre ha tenido menos restricciones en cuanto a la auto exploración,
pero es momento de sentirnos tranquilos y abrazar la sexualidad en nosotros,
está presente en el cuerpo todo el tiempo, se manifiesta en el lenguaje, en
nuestras relaciones, en los medios de comunicación y en el plan de vida que nos
hemos forjado. Por lo tanto, hay que admitir que las preguntas y la
auto exploración son algo normal y completamente necesario.
Habrá que aprender nuevamente a descubrir nuestra zona genital y nuestras necesidades sexuales.
De niños se nos hizo mucho hincapié en que la exploración sexual era malas, inapropiada para nuestra edad y cuando crecemos nos vemos apartados de esta parte psicobiológica, nos desconectamos. Habrá que aprender nuevamente a descubrir nuestra zona genital y nuestras necesidades sexuales para después pasar a explorar las del sexo opuesto o de la pareja.
A menudo la carencia de conocimientos en el área sexual nos provoca inseguridad a la hora de relacionarnos y la misma hace que se presenten fricciones con la pareja, si hay gestos que no nos gustan en la intimidad, si no podemos hablar abiertamente de lo que nos gusta o lo que nos gustaría experimentar, nos hace rechazar o sentirnos rechazados por la pareja. A veces ni si quiera conocemos lo que nos gusta, pero sabemos que no hay satisfacción en nuestras relaciones. Por ello la experimentación a solas es importante antes que divertida.
Si logramos llevar a cabo un
correcto reconocimiento de nuestra sexualidad, libre de prejuicios, podremos
observar un cambio en nuestro carácter y la manera en que nos desenvolvemos con
las personas. Nos hará saber qué es lo que queremos y cómo e incluso nos
ayudará a comunicar adecuadamente a nuestro compañero o compañera qué es lo que
nos satisface en la intimidad e incluso en la relación afectiva. ¡Vaya ventaja!
Por último, el conocimiento que
tengamos de nuestra identidad (aunando el área sexual), además de darnos
confianza y participación activa en la pareja, nos hará más perceptivos a la
hora de elegir a un compañero, es decir, buscaremos a alguien que tenga esta misma
apertura y confianza, nos sentiremos atraídos por quienes tengan esta parte integrada
y definida, por lo tanto, mejorará la comunicación en diferentes aspectos de la
relación. ¿No te parece maravilloso? Sin embargo, hemos de aceptar que este
auto conocimiento requiere de un proceso largo y profundo, deberemos cruzar
muchas barreras personales y culturales para llegar a tal punto.
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