Le pedí una mirada, y al mirarme
Brillaba en sus pupilas la piedad,
Y sus ojos parece que decían:
¡No puedo darte más!
La pedí una sonrisa. Al sonreírme
Sonreía en sus labios la piedad,
Y sus ojos parece que decían:
¡No puedo darte más!
Le pedí un beso, ¡un beso!, y al dejarme
Sobre sus labios el amor gustar,
Me decía su boca toda trémula
¡No puedo darte más!
Le pedí, en una súplica suprema
Que me diera su ser…, y al estrechar
Su cuerpo contra el mío, me decía:
¡No puedo darte más!
Manuel Magallanes Moure.
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