En algún momento lo había escuchado, definitivamente esa era, pero en su memoria no había rostro para esa voz. Había escuchado las palabras más hermosas impregnadas en ese sonido. La marca de un desconocido grabada en sus recuerdos. Con cada frase la hacía sentir un calor viril que la seducía, imaginaba cómo la tomaba por la cintura, y la atraía hacia sí. Miró a todos lados, acalorada buscó un asiento cerca de donde provenía el sonido. La imagen volvía a su cabeza, lo vio acercándose y llevarla a un sitio privado él había empezado a acariciar sus glúteos, su mano entera se posó amoldándose a la curvatura y presionó, soltó un ligero suspiro de satisfacción más no se dejó llevar por la excitación. Sonrió y sin ningún aviso metió su mano entre sus glúteos y masajeó suavemente, dando ligeros pellizcos entre sus piernas, le agradaba el sonido de la respiración de la chica agitándose, paró por un momento y le dio una ligera nalgada. Mientras ella disuadía la confusión y aceptaba s